lunes, 4 de marzo de 2002

MUDA CANCION

Crece en la boca el fuego, el habla seca;
en la garganta aprieta lo secreto
hasta asfixiar latidos.
Como un quejido, cruje aquí la mueca,
agrieta el borde de los ojos. Ruidos
de sombras estrujadas
insinúan veladas
hogueras entre bultos de concreto.

Pulsa las cuerdas con aguja oscura
y brotan las palabras con rasguños:
¿quién o qué lo hace?
Con siluetas de ramas se apresura
el viento y las deshace
en esquirlas de tela
que el alma con cautela
le responde mostrándole los puños.

Golpean los labios desde dentro, siente.
La puerta es un sombra, cuyo envés
tiene color de ojos.
Desde dentro circula, de lo ausente.
Del río donde mueren los despojos,
desde el agua muerta y plana
que sólo es la ventana
hundida en el paisaje que no ves.

Hay, entonces, lugar en el instante,
y un grito en la pradera y un cuchillo
rajando con su brillo
la madera de un eco.
El alma baja al pozo y ya colgante
y muda toca en seco
su piel endurecida.
Túnel de voz hundida,
o calle en una vena, nadie habla.
(¿Y estas líneas de uñas a una tabla?).

JJLC

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